La iniciativa nació con un golpe de realidad. En pleno centro de La Unión, una adulta mayor lloraba en plena calle porque el dinero no le alcanzaba para comprar algunos insumos necesarios para subsistir. Una de las ahora voluntarias que vio esta desgarradora escena se acercó a la persona y le ofreció su colaboración.
Más tarde, la descripción de lo ocurrido en pleno centro de La Unión, se convirtió en tema de conversación para un grupo de amigas, que comenzaron a hilvanar la idea de hacer algo. En medio de esta crisis sanitaria, son cientos las familias que han visto reducidos a prácticamente cero sus ingresos, y con eso, el sustento diario se ha visto comprometido considerablemente.
Fue esta reflexión la que rápidamente originó coordinaciones, solicitudes de colaboración y gestiones varias, dando inicio así a la entrega de raciones de alimentación día a día a más de 100 familias unioninas que lo necesitan. Sin fotos, sin divulgación, sin exposición de las personas, sin aprovechamiento alguno y con un respeto superior por los que sufren, por más de un mes, Carla Martínez y un grupo de voluntarias han llevado algo de esperanza a cientos de personas de la capital del Ranco.
Las condiciones para hacer este noble trabajo son simples: ninguna institución, persona natural, ente político o religioso puede usar estas acciones de voluntariado para sacar algún provecho particular. La única misión de este trabajo diario es entregar una ración de alimentos bien preparados, de alto nivel gastronómico y con un completo análisis nutricional a las personas que más lo necesitan.
Han sido cientos las personas que han colaborado con esta causa. Papas, abarrotes, hortalizas, frutas, carne, incluso artículos de protección sanitaria para las voluntarias, han sido las donaciones que se han recibido en el último mes. Pero la tarea continúa, y hoy más que nunca se requiere de la buena voluntad y de la colaboración sincera de aquellos que pueden aportar.
Según Carla Martínez, que junto a Francisca Vera ha oficiado como cara visible de esta causa, “Los primeros días cocinamos con lo que cada una tenía en su casa, porque la mayoría trabajamos en el rubro de alimentación, preparamos dos kilos de garbanzos cada una en su casa junto a Francisca, unimos las fuerzas y salimos a repartir a nuestros vecinos. De esta forma, estuvimos casi una semana en la población Santa Mónica, llevando ricos almuerzos y posteriormente nos trasladamos a otros puntos de la comuna, como población Los Ríos, Manuel Gaete y callejón Mundaca. En primera instancia la gente estaba un poco reticente a acercarse al punto de reparto, y nosotros entendimos eso; hemos visto cómo muchos convierten la ayuda social en un espectáculo de fotos y publicaciones. Pero finalmente logramos ganarnos la confianza de ellos, porque vieron y comprendieron nuestra dinámica de trabajo”.
Carla también relata que por el cariño con que se hacen los almuerzos, se desmitificó el concepto que se tiene de la olla común, en cuanto a la calidad de las preparaciones. Actualmente, las voluntarias continúan trabajando, y ahora mucho más coordinadas, dado que están generando alianzas con las juntas de vecinos, para mejorar la logística del reparto. Lo anterior, dado que existen casos extremos donde los alimentos deben ser llevados a domicilio, por problemas de movilidad o por las restricciones que plantea el actual contexto sanitario.
Eso si, Carla menciona que en la actualidad el nivel de donaciones ha ido bajando, lo que preocupa a los integrantes de este equipos solidario. Ante ello, reforzaron el llamado a comerciantes o personas particulares que quieran colaborar con esta causa, detallando que se elabora una minuta semanal que está disponible en las páginas de facebook: Emporio Gourmet, Cocina Itinerante y Mi Cielo Tortas. A través de esas páginas también se puede mantener contacto con el voluntariado, para apoyar con insumos, logística de traslado de los alimentos o manos para trabajar.
Actualmente, esta noble iniciativa está funcionando “a pulso”, sin colaboración de la Municipalidad ni organizaciones estatales, por lo que la ayuda que puedan brindar los vecinos resulta fundamental para su continuidad. “En nuestra comuna hay empresas grandes y personas que afortunadamente han tenido mucho éxito, que podrían colaborar con esta causa; pero también sabemos que el apoyo mutuo entre los ciudadanos comunes y corrientes es una característica especial que tenemos los chilenos. Esperamos seguir en este proyecto hasta cuando sea necesario”, comenta Carla Martínez.