Por Guido Asencio y Sergio Godoy
Aparte de ser agradable para la mayoría, a la música se le debe de reconocer su gran importancia sociológica que representa en el quehacer cotidiano, donde es usada para distintos fines tales como parte de celebraciones, de tipo familiares, religiosas o simplemente como diversión, donde cumple con uno de los roles fundamentales en la vida cotidiana, que es el de distraer la atención de lo común y corriente que estamos acostumbrados o programados a realizar.
Pero un rol aún más importante que presenta la música es poder de comunicar, narrar y proclamar hechos de la vida real, constituyendo un verdadero aliado para quienes quieren desahogar tintes preferentemente sociales, que cuentan historias llegando hasta lo más profundo de nuestras almas. Con ello podemos decir que éste poder comunicativo ayuda a forjar identidad en nuestros pueblos, buscando la manera de conectar intuitivamente nuestras mentes con sonidos que van más allá de lo literal que pueda ser contada una historia propiamente tal.
Si buscáramos o analizáramos la historia de la humanidad, podríamos encontrar que en todos los pasajes de ella existen vestigios de música y/o sonidos que claramente identifican cada etapa evolutiva que nuestros ancestros, inclusive desde antes que existiera la escritura, donde muchas veces se ocupaba el sonido humano o de instrumentos para distinguir o alertar algún tipo de acción que afectaba a quienes se les dirigía.
El caso de los indígenas la utilizaban para rogativas ancestrales realizando musicalidades utsando sus propios instrumentos con motivos principalmente de culto, que hasta los días de hoy permanecen intactos. En nuestra historia republicana con la mezcla entre indígenas, españoles y otros chilenos se ha producido lo que llamamos folclor, lo que da un sentido de identidad nacional fuertemente influenciado por la cultura popular. Pero también podemos mencionar que subsiste un sin número de otros estilos que se van marcando generalmente por décadas que están matizadas por el contexto social y político que vive nuestro país.
Por otro lado, es factible considerar el elemento transformador del equilibrio emocional que se produce, donde la construcción de la música y su emisión se origina por sonidos determinados, correspondiendo a cada uno de ellos una frecuencia que es grata a nuestros oídos, y que distingue aquel sonido que conocemos como ruido, para explicarlo en forma simple, un sonido llamado indeterminado, este produce malestar y desagrado al escucharlo, por lo tanto, no son gratos al escucharlos. Existen varias teorías relativas que tratan de explicar la evolución de los sonidos musicales y su importancia para el ser humano desde tiempos remotos.
Por otro lado, la estructura de los sonidos musicales está construida por siete notas y sus correspondientes alteraciones, conocida como la Escala Diatónica, cada uno de ellas vibra en una frecuencia determinada, siendo la nota LA, la más importante porque tiene una frecuencia de vibración exacta, que es igual a 440 Hertz, y se encuentra en el sector central del piano, es la referencia y guía para la afinación de cada instrumento en la orquesta.
¿Cuál es la importancia de los sonidos musicales para el ser humano?
La emisión de cada uno de estos sonidos produce un estado de bienestar que el cerebro capta y transforma, produciendo variados efectos, entre otros, la calma y el aumento de concentración. Lo señalado es de vital importancia sobre todo en el momento que se disfrute de una determinada obra, sin importar el género musical a la cual pertenece, Docta (mal llamada clásica), Jazz, Folklore, Rock, etc.
La música cuando está bien elaborada como toda actividad humana; CALMA, nos conecta con la reflexión, despierta la percepción de la naturaleza, mejora nuestra respiración, y todo esto conlleva a que el ser humano mejore sus conductas. No hay nada más humano que las emociones, pero, la capacidad de controlarlas suele desvanecerse y extraviarse; es en ese instante cuando el ritmo, la melodía y la armonía cuando se entrelazan con magistral creatividad, pueden aportar al equilibrio emocional y afectivo.
En cuanto al afecto, sus potencialidades son infinitas, como seres humanos estamos ligados a él y como sinónimo de cariño a través de la música se puede expresar el apego, y su influencia y asociación con un sentimiento puro y noble como por ejemplo el Amor.
Sus manifestaciones emocionales pueden ser múltiples, pero, un buen pentagrama puede originar el traspaso de un sentimiento a otro sin provocar sobresaltos, e inquietudes que pueden alterar nuestro bienestar.
La música entonces desde sus orígenes nos relaciona con nuestros afectos y emociones, el paso de la alegría a la tristeza, o la tristeza a la alegría según Spinoza, “es el cambio de una mayor a una menor perfección, o de una menor a una mayor perfección”, por lo tanto, al disponernos a escuchar u observar una obra musical, nuestra capacidad de reflexión toma dimensiones desconocidas y nos puede transformar en un instante, en seres capaces de abrazar estímulos que nos conduzcan a ser felices.
En definitiva, podemos decir que la música es insoslayable a todos los cambios de tipo político, sociales, culturales y económicos que subyace en nuestra cotidianeidad, en tanto cada uno puede abstraerse del sentido que le da a cualquier sentido sonoro, lo importante es ayudar a preservar la cultura que es inmanente a nosotros los seres humanos, aunque la neguemos ocupa un lugar importante en nuestras vidas por tanto, si aprendemos a palparla nos puede ayudar a generar cambios en nuestro ser y más poderosa se hará si ese cambio lo proyectamos hacia otros.