Por Cristina Torres Andrade
Académica UACh
Intentando desgranar la complejidad, la autovalencia desde el punto de vista social, requiere de una pensión digna que le permita satisfacer su demanda por recreación, cultura, vínculos sociales, apoyo doméstico, aparte de tener casa, comer, calefaccionarse y vestirse, por ejemplo. El nivel de las pensiones puede obligar a las personas mayores a mantenerse dentro de la fuerza laboral, como lo hace el 20% de las personas mayores de 65 años que viven en la región, las que en un74%, son el proveedor principal del hogar (Observatorio laboral de los Ríos, Universidad Austral) o, también, sentir que la vida laboral es lo que más importancia tiene, en esta sociedad de consumo y desecho.
Autovalencia desde el punto de vista emocional implica contar con afectos recíprocos, solidarios y generosos. Una red de parientes y amigos con la cual vincularse para vivir momentos gratos, lo cual se dificulta porque el 34% de las personas mayores que trabaja, lo hace por 45 horas y más durante la semana (Observatorio laboral de los Ríos, Universidad Austral). Hay que recordar que esto no incluye el trabajo doméstico. Por otro lado, la familia debe cumplir con extensas jornadas laborales también, al igual que los nietos en las escuelas, entonces, poco tiempo queda para los vínculos y la reciprocidad.
Autovalencia desde el punto de vista biológico requiere una salud compatible, con patologías compensadas, con los dolores osteomusculares bajo control, con los órganos de los sentidos y la dentadura funcionales. Acá hay una tarea que bien se profundiza en los establecimientos de atención primaria de salud de la región, pero que, sin duda, implica cada vez, desafíos más complejos.
Así mirado, el panorama no es alentador, considerando que este es el grupo etario Es el que más crece en el país y que Los Ríos es una de las regiones más envejecidas. Con esta situación a la vista, desarrollamos el proyecto Vejez Emprendedora que intentaba influir en los vínculos sociales y emocionales de las personas mayores que participaban de organizaciones comunitarias, a través de proyectos elaborados colaborativamente. Proyectos, para anclarse también en el futuro y no solo en los recuerdos.
Vimos mucha inteligencia, compromiso y capacidad entre quienes quisieron participar, por ello nos animamos a pensar en una Universidad para Personas Mayores que les dé oportunidad para una formación universitaria en forma de un bachillerato. Esperamos terminarla en los próximos meses para someterla a los procesos de validación interna de nuestra Universidad Austral. Esto me compromete, porque como persona mayor, también necesito anclarme en el futuro.
A ver si aportamos en alguna medida a la felicidad y plenitud de este grupo etario para que seamos mejores como sociedad y no solo personas mejores, porque para que haya personas mejores, también debe construirse entre todos una sociedad mejor.
