Por Ramón Rubio Donoso
Rector CFT de Los Ríos
En el mundo de hoy, gracias a la tecnología, la neurociencia e investigaciones sociales, la educación avanza a pasos agigantados. Sin embargo, aunque cueste creerlo, en pleno siglo XXI aún hay lugares donde las oportunidades de desarrollo personal y profesional no llegan con la misma fuerza, me refiero por supuesto, a los sectores rurales.
Al recordar la vocación y el legado histórico de nuestra poetiza nacional Gabriela Mistral en un nuevo aniversario de su natalicio, reflexionamos sobre lo poco que hemos avanzado en superar las enormes brechas de quienes viven en los sectores más apartados del país, y que simplemente no pueden cumplir sus anhelos de superación personal ni acceder a una educación de calidad por las enormes carencias que conlleva vivir lejos de los centros urbanos.
De acuerdo al Centro de Estudios MINEDUC (CEM), en Chile existen 12.105 establecimientos educacionales funcionando, de los cuales un 28% corresponde a escuelas rurales, lo que representa un número cercano a las 3.430 establecimientos, un 16% menos que hace una década, pero que albergan a menos de la mitad de los estudiantes pertenecientes a establecimientos rurales al año 2012.
Sin duda diferentes problemáticas y realidades habrá en cada establecimiento que han llevado a la significativa baja en la matrícula de la educación rural, pero seguramente en este proceso muchas de las familias de nuestros campos o sectores apartados, han tenido que elegir entre seguir cultivando la tierra o darle mayores oportunidades de educación a sus hijos.
La falta de conectividad digital y física, la carencia de herramientas tecnológicas y algunos criterios meramente económicos para el cierre de establecimientos, seguramente han influido en que la migración rural-urbana esté despoblando nuestros campos y junto con ello profundizando los riesgos de soberanía alimentaria, favoreciendo los monocultivos y contribuyendo a agilizar los efectos de la crisis climática.
Fortalecer los sistemas educativos en sectores rurales no es solo una cuestión de justicia social, es acoger una estrategia de desarrollo país sostenible, equilibrado con el medio ambiente y que garantice soberanía alimentaria, basado en talento humano distribuido aleatoriamente por todos los territorios, lo que permitiría nos sólo bienestar en los campos sino que también ciudades menos saturadas, con menor congestión, menores niveles de agresividad y menor déficit de viviendas.
En este contexto, fortalecer las trayectorias formativo-laborales son un gran desafío para el sector agropecuario y forestal, pues las necesidades de capacitación, actualización y perfeccionamiento de los trabajadores de sectores rurales, no siempre son cubiertas oportuna y adecuadamente, reduciendo los niveles de eficiencia y competitividad. Políticas públicas como la descentralizadora oferta de los CFT estatales, que articulado con otros servicios como SENCE posibilita llegar con una oferta de oficios o cursos que además de fortalecer las competencias de trabajadores, permite la articulación de dichos programas con carreras técnicas de los mismos centros. Este tipo de iniciativas deben fortalecerse y replicarse con especial atención en los sectores más alejados, utilizando los mismos espacios que las escuelas rurales ofrecen a los más pequeños de la familia.
Es cierto que “en vano se echa la red ante los ojos de los que tienen alas”, es verdad que aquellos que quieren volar no importará dónde estén: lo lograrán. Pero claramente debemos como sociedad pensar en esta problemática de manera más activa y hacer más, para que la falta de oportunidades formativas no sea esa red que mencionaba nuestra insigne poetiza, pues “donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino”.
Las capacidades y aspiraciones individuales no pueden estar limitadas por el lugar en que se nace y es nuestro deseo que cada persona alcance su máximo potencial llegando tan lejos como desee, pero para ello debemos llegar con educación, formación y perfeccionamiento a cada rincón de nuestro país, capturando las oportunidades de cada territorio, pues ello nos llevará más temprano que tarde al tan ansiado desarrollo.