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¿Qué hace un ingeniero naval trabajando en el observatorio más grande de Sudamérica?

Francisco Cisterna Bordone desde el 2017 se desempeña como Supervisor CFG (Contracts and Facilty Group) del Observatorio Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA). Nunca imaginó que después titularse de Ingeniero Naval en la Universidad Austral de Chile (UACh), convertirse en un marino mercante y recorrer varios países navegando, trabajaría en un observatorio astronómico a más de 5000 metros del nivel del mar en el desierto más árido del mundo.

Su actual trabajo contrasta a lo que vivió durante su enseñanza media en el Colegio Punta Arenas, donde pasó del frío y la nieve a la lluvia valdiviana cuando ingresó a estudiar a la UACh, y ahora trabaja en el observatorio más grande de Sudamérica ubicado en Atacama.

Sus principales responsabilidades incluyen la gestión de contratos para el mantenimiento de caminos y obras civiles, transporte de agua potable e industrial, operación y mantenimiento de maquinaria y vehículos livianos, operación y mantenimiento de la planta de tratamiento de aguas, y mantenimiento de sistemas HVAC no críticos, entre otros.

“Pertenezco al Grupo CFG, donde administro y superviso todos los contratos que prestan servicios de operaciones y mantenimiento, como caminos, maquinaria y vehículos livianos del Observatorio. Trabajo de la mano con empresas contratistas para verificar el cumplimiento de los programas de mantenimiento enviados. A fin de mes, revisamos lo desarrollado y el cumplimiento de lo contratado para aprobar los estados de pago. También me encargo de desarrollar los alcances de los contratos para nuevas licitaciones o cuando se termina el periodo de un contrato y se debe volver a licitar”, explicó.

¿Cómo llegaste al Observatorio ALMA?

Aunque mi título profesional es Ingeniero Naval de la Universidad Austral de Chile, mi especialidad es el mantenimiento. Desde mis inicios profesionales a bordo de naves mercantes, aprendí la ardua tarea de meter las manos, reparar máquinas y equipos industriales, y asegurar la continuidad operacional de muchos procesos.

Con esa valiosa experiencia, fue fácil ingresar al mundo minero, donde trabajé con las mismas máquinas y motores, solo que instalados en camiones, palas y perforadoras. Esto, sumado a estudios de postgrado, me permitió especializarme aún más y adquirir nuevos conocimientos, siempre relacionados con la gestión de activos y mantenimiento. Así, comencé a trabajar en la unidad de negocios dentro de las compañías, gestionando presupuestos de mantenimiento, entre otros. Esa visión me llevó a administrar departamentos de mantenimiento, generar oportunidades de mejora, liderar equipos humanos, manejar presupuestos y subcontratar servicios. Toda esa experiencia me llevó al Observatorio ALMA.

¿Cómo fue tu paso por la Universidad Austral de Chile y sientes que te entregó las herramientas necesarias para desempeñarte en diferentes aspectos del ámbito laboral?

Mi paso por la Universidad fue entretenido, con más altos que bajos, y a veces pienso que todo pasó muy rápido. La verdad, nunca fui un alumno sobresaliente, pero sí muy esforzado. Jugué mucho al rugby y disfruté cada momento con mis compañeros de equipo y colegas.

La Universidad Austral de Chile me dio las herramientas para integrarme al área mercante como oficial ingeniero y extrapolar lo aprendido en clases a la realidad a bordo en una sala de máquinas. Pero las habilidades blandas son las que uno trae de casa y se pulen a través de la experiencia, especialmente el trato humano, que es la clave del éxito. Eso es lo que realmente te abre las puertas para seguir escalando; el resto se aprende en el camino.
¿Cómo fue tu camino para llegar al Observatorio?

Postulé por internet y pasé por varias entrevistas, la mayoría en inglés. Aquí quiero tocar otro tema: manejar un segundo idioma es vital en estos tiempos. De hecho, mi jefe actual es escocés y el gerente del área es japonés. La entrevista más complicada fue aquí en el sitio de Alma, donde nos llevaron a 5000 metros sobre el nivel del mar y ahí, como no hay costumbre, te hacían preguntas, pero con más enfoque sobre cómo te comportarías frente a determinadas situaciones. La ubicación geográfica y la altura es un tema.

¿Qué destacarías de tu paso por la UACh?

La Universidad me da un orgullo tremendo y siento un amor incondicional a mí Alma Mater. La UACh es una rica mezcla de conocimiento, naturaleza, clima y geografía única, parajes hermosos y sobre todo buena gente, creo que todo eso hace a la Universidad Austral de Chile única. En resumen, para mi significa crecimiento y desarrollo.

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