En un encuentro realizado en Cecrea Valdivia, 16 organizaciones de base comunitaria de siete comunas recibieron la certificación que acredita su ingreso al Registro Nacional de Puntos de Cultura Comunitaria del Ministerio de las Culturas. El reconocimiento valida su trayectoria como agentes del territorio que desarrollan prácticas socio-culturales que impactan positivamente en su comunidad.
La actividad, en la que además recibieron una inducción a cargo de la profesional que coordina el programa en Los Ríos, Carla Iglesias, contó con la participación del seremi de las Culturas Oscar Mendoza. La autoridad destacó el segundo año de funcionamiento del programa impulsado por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, que busca reconocer, fortalecer y visibilizar a las organizaciones sociales de base comunitaria como instancias fundamentales para avanzar hacia una democracia cultural.
“La cultura está presente en todas las acciones de la sociedad, desde las políticas y los programas de gobierno hasta las acciones de la sociedad civil, en la que destacan organizaciones que vienen gestionando actividades artísticas, patrimoniales y culturales de manera autónoma en los territorios, a las que nuestro Ministerio ahora reconoce, registrándolas y poniendo luego a su disposición financiamiento, asistencia técnica y articulación en redes. A estas organizaciones les llamamos Puntos de Cultura Comunitaria, y que complementan las acciones que realiza el Ministerio de las Culturas en el país”, puntualizó el seremi Mendoza.
Con la incorporación de las 16 nuevas organizaciones, la presencia territorial del programa alcanza a ocho de las 12 comunas. Las organizaciones se suman a las 15 ya validadas el año 2023, ampliando la red de trabajo, articulación y colaboración.
En un análisis por comuna, Mariquina concentra la mayor cantidad de puntos de cultura con ocho organizaciones, a la vez que presenta la mayor diversidad territorial abarcando las localidades de Lahuan, Pufudi, Mehuín, Mehuín Alto, Puringue y Cuyán, además del propio San José. Le siguen Valdivia con seis organizaciones y Lago Ranco con cinco.
Diversidad en el territorio
Junto a las nuevas incorporaciones también se suman nuevos ámbitos de acción. Tal es el caso de los derechos humanos a través del trabajo del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume y de la Corporación Pobladores Históricos de la Cordillera, en Futrono. Lo mismo sucede en el ámbito de las comunidades indígenas, que se hacen presente con Pu Runge de Puringue-Ciruelos, en Mariquina, e Illahuapi Bajo en Lago Ranco.
También se amplían las disciplinas artísticas, integrándose organizaciones que trabajan desde lo comunitario las artes escénicas como el caso del Centro Cultural Artilugio de Valdivia, las artes gráficas con el Club de Estampa, el cine con la Organización Funcional Mundo Libre de Lanco, y la literatura con la Agrupación de Escritores y Amigos de la Literatura y las Artes de Panguipulli.
El folklore se ve representado por los conjuntos Renacer, Brotecito y Las Quilas, de Villa Camino de Luna, en Valdivia; y Mar y Tierra de Mehuín, mientras que con un enfoque hacia la danza también lo hace a través del Ballet Folklórico Municipal de Lago Ranco.
Por otro lado, ingresa al registro de Puntos de Cultura Comunitaria, en el área del patrimonio cultural inmaterial, el Colectivo de Carpintería de Ribera de Cutipay, oficio tradicional de construcción y uso de embarcaciones inscrita en el Inventario de Patrimonio Inmaterial en Chile.
En el caso de las organizaciones vecinales son dos: la Junta de Vecinos Cuyán en Mariquina y el Consejo Vecinal de Desarrollo Los Castaños en Futrono.
La comuna de Paillaco se integra por primera vez al registro con la Agrupación Social y Cultural Ruka Taller. Asimismo, por primera vez una localidad logra dos organizaciones reconocidas en una misma convocatoria, como es el caso de Mehuín, que también sumó a la Agrupación Cultural, Social, Deportiva y Turística Ruka Kimün, de Mehuín Alto.
Voces
Para Valentina Kappes, integrante, junto a Fabiola Pontigo y Jazmín Fernández, del colectivo gráfico Club de Estampa de Valdivia, el apoyo que ofrece el programa abre las posibilidades de acceder a recursos en un eje específico del trabajo que llevan adelante como organización: lo comunitario. “Ese financiamiento va a ayudar a la sostenibilidad de este proyecto, al descanso y reconocimiento de todo este trabajo invisible que se hace como organización en el territorio”, comentó.
Sobre la posibilidad de articularse entre diferentes puntos de cultura comunitaria e incluso postular colectivamente a fondos, Jazmín Fernández la catalogó como “una buena oportunidad para cruzar trabajos y territorios, a su vez unificar y diversificar aquellos públicos a los que nosotras llegamos en estos años de trabajo”.
Para la presidenta del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, Angélica Navarrete, la existencia de un punto de cultura en una localidad tan lejana como la suya es uno de los elementos a destacar, pero también la apertura hacia nuevas áreas de trabajo. “El sueño nuestro es poder realizar actividades culturales dentro de la comunidad que, lamentablemente, durante todos estos años, no habíamos podido concretar, ya que el financiamiento que recibimos es específicamente para trabajar la memoria del territorio”, sostuvo y agregó: “Esta posibilidad que se nos está dando nos va a permitir ampliar nuestro espacio y enfocarnos a otros públicos que, de repente, no están tan vinculados con la memoria, pero que sí les interesa mucho tener actividades culturales que escasean en nuestro territorio”.
La Comunidad Indígena Pu Runge es una de las dos que se suman este año. Víctor Sandoval Llaupi, keyufe del área de Cultura y Educación de la comunidad, señaló que en el contexto de revitalización cultural y lingüística que llevan adelante en su sector, el formar parte del programa Puntos de Cultura Comunitaria “nos motiva a seguir realizando talleres, a seguir propiciando actividades para los adultos mayores y nos desafía también a generar nuevas instancias para vincular la cultura en espacios rurales”, destacando acciones como la enseñanza de la lengua, pero, dice, “no solo lo que es el mapuzugun, sino también el idioma de la cestería…los lenguajes de la tierra”.
El profesor cree también que el programa les ofrece el respaldo necesario para presentarse ante los municipios “de manera más contundente, para poder coordinarnos y apoyarnos mutuamente, porque yo comprendo que tantos municipios desde el área cultural necesitan una panorámica de lo que hacemos y, viceversa, también nosotros necesitamos saber de qué manera ellos pueden apoyarnos”.
También de la comuna de Mariquina, pero en representación de la Junta de Vecinos de Cuyán, su presidenta, Lorena Pineda, reconoció la promoción de los saberes y las tradiciones típicas del campo como su principal foco de acción, labor que buscarán ampliar con su participación en el programa. “Por lo pronto deseamos realizar una formación con los niños, sobre todo de las escuelas rurales que tienen poco acceso a las culturas y muchas veces a los oficios, de los que no tienen conocimiento. Ese rescate es lo que queremos volver a llevárselo como memoria viva a las escuelas rurales, sobre todo. Y también hacer partícipes a las personas mayores para unir a ambos mundos”. indicó.