Por Dr. Franco Lotito C.
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
En relación con este importante tema, lo primero que es preciso dejar establecido, es que la autorrealización –o el hecho de sentirse realizado como persona– es “un proceso que está en constante evolución”, a raíz de lo cual, no se lo puede considerar como un estado o etapa final. Esto significa que, en realidad, las personas nunca dejarán de invertir tiempo, trabajo y esfuerzo en su crecimiento personal, así como en la búsqueda de su propia felicidad.
Ahora bien, sentirse realizado va más allá de la felicidad, ya que representa un momento duradero de plenitud, por intermedio del cual un ser humano está en condiciones de sentir que está llevando una vida que es significativa, que tiene un sentido y que está en sintonía con sus principios, valores y objetivos. Este ser humano, representa a un sujeto con gran fuerza de voluntad, que tiene una mente abierta y que está provisto de ciertas herramientas y conocimientos que le permiten trabajar tanto en pro de su bienestar personal, como también en los objetivos que desea alcanzar. Dada la amplia variedad de objetivos y metas que tienen las personas, la dimensión autorrealización presenta, asimismo, una amplia variabilidad y diversidad: para algunas personas el máximo interés será su familia, para algunos será un logro laboral o académico, para otros será un reconocimiento científico, el crear una obra de arte, etc.
El concepto “autorrealización” se vincula directamente con la teoría de las necesidades y cómo éstas motivan y movilizan a las personas, una teoría de la motivación del Dr. Abraham Maslow que señala que las necesidades humanas se organizan en una jerarquía de carácter piramidal, que van desde las más básicas –“necesidades de orden inferior”– hasta las más elevadas –“necesidades de orden superior”–, y la autorrealización representaría la cúspide de la pirámide.
Si una persona desea alcanzar la autorrealización deberá combinar tres elementos cruciales: fuerza de voluntad, perseverancia (o persistencia) y pasión por aquello que hace.
De acuerdo con la neuropsicóloga Valeria Sabater, quien tiene un máster en Neurocreatividad, las claves para llegar a sentirse una persona autorrealizada son las siguientes:
1. Visualizar lo que se desea: el sentido de autorrealización surge del afán por descubrir cuáles son nuestras metas y objetivos en la vida, a raíz de lo cual, resulta relevante saber qué es lo que le da sentido a la persona, qué es lo que la apasiona y en qué áreas o campos es competente. Lo anterior implica salir de la zona de confort, apartar a un lado la rutina y dejar de funcionar en piloto automático.
2. Rodearse de personas que sean significativas: si bien, el tener o conseguir el trabajo ideal contribuye a la autorrealización, está demostrado que la base del bienestar personal reside, principalmente, en la calidad de las relaciones y vínculos interpersonales que uno mantiene. La razón es muy simple de comprender: si este ser humano no se rodea de personas que lo respeten, lo valoren y lo aprecien tanto en el ámbito profesional, laboral y personal, de muy poco servirá tener el trabajo mejor pagado. Por lo tanto, preguntas claves al respecto, son las siguientes: quienes te rodean ¿te hacen sentir bien? ¿Te respetan? ¿Te desmotivan y desaniman o te impulsan a sacar lo mejor de ti?
3. La necesidad de ser proactivo: el alcanzar las metas propuestas y/o contribuir en algo en este mundo, son dos de los pilares que un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology sacó a la luz, en función de lo cual, a fin de sentirse una persona realizada –y lograr cumplir con ese tipo de aspiraciones–, resulta crucial poner en marcha la proactividad, por cuanto, esto implica ser capaz de mostrar iniciativa, anticiparse a los hechos y/o problemas, asumir las propias responsabilidades y ser capaz, asimismo, de alcanzar los objetivos propuestos. Lo anterior, significa que en lugar de esperar a que le digan a uno lo que debe hacer, soy yo mismo quien diseña sus propios planes de acción en lugar de reaccionar en forma pasiva ante lo que pueda estar sucediendo.
4. Ser creativo y apasionado por aquello que se hace: para sentirse una persona realizada, es preciso armonizar la pasión con la imaginación y la creatividad, ya que creatividad y el entusiasmo son las fuentes de energía interna que permiten conectarnos lo que uno ama, al mismo tiempo que facilitan alcanzar la plenitud, ya que representan los medios a través de los cuales podemos enfrentar y solucionar problemas, energizar la motivación y mantenernos comprometidos con las metas, objetivos y propósitos que nos hayamos fijado.
5. Definir claramente los valores: con la finalidad de sentirse una persona realizada, es necesario identificar los principios y valores que guiarán nuestra forma de ser y de actuar, ya que una vida sin valores que guíen nuestra conducta, es llevar una existencia sin rumbo y sin los pilares que la sostengan.
6. Equilibrar lo personal con lo laboral: mucha gente tiene severos problemas en cuanto a encontrar el justo punto de equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Esto es tan así, que resulta difícil sentirse una persona realizada cuando se produce una incómoda y frustrante fricción entre ambas esferas. Por lo tanto, resulta vital encontrar esa armonía y equilibrio que nos permita disfrutar de la familia, los amigos y la vida sin tener que renunciar a los sueños profesionales y laborales que nos hayamos fijado.
7. Decirle que SÍ al aprendizaje constante: tal como se destacó al inicio, la autorrealización es un proceso que está en constante evolución, a raíz de lo cual, cada uno de nosotros debería convertirse en un verdadero sujeto “aprendívoro”, es decir, una persona que se alimenta del conocimiento, donde el proceso de aprender, desaprender y reaprender, tal cual lo destacó el Dr. Alvin Toffler, sociólogo y futurólogo, en su libro “El shock del futuro”, se vuelve una conditio sine qua non en nuestras vidas, especialmente, porque este proceso de aprendizaje implica dejar atrás patrones obsoletos y adoptar nuevos enfoques a fin de enfrentar los nuevos retos del presente y del futuro en la búsqueda de la autorrealización.
Digamos finalmente, que si una persona desea alcanzar la autorrealización, será importante que ella desarrolle una actitud o mentalidad resiliente, es decir, que tenga la capacidad de hacer frente a los desafíos y obstáculos con entereza y decisión, aun cuando las circunstancias no sean las más propicias.