Cariola, quien asumió la testera el 15 de abril de 2024 tras un acuerdo entre las fuerzas oficialistas, enfrentó crecientes críticas desde principios de marzo de 2025, cuando la Policía de Investigaciones (PDI) allanó su domicilio en el marco de una pesquisa por presunto tráfico de influencias. La investigación, vinculada a la fallida compra de la Clínica Sierra Bella por parte de la Municipalidad de Santiago durante la gestión de la exalcaldesa Irací Hassler (también del PC), destapó una serie de conversaciones entre ambas figuras políticas. Estos chats, revelados por la Fiscalía, sugieren que Cariola habría intercedido en favor de un empresario chino, Emilio Yang, para resolver problemas administrativos relacionados con una patente de alcoholes, lo que levantó sospechas de abuso de poder.
El escándalo escaló rápidamente. A pesar de que una moción de censura presentada por el Partido Social Cristiano fue rechazada el 11 de marzo por 72 votos en contra, la oposición, liderada por Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli), intensificó su ofensiva. El 13 de marzo, este bloque emitió un ultimátum exigiendo su renuncia inmediata, argumentando que su permanencia “ponía en tela de juicio la integridad” de la Cámara. “Hoy, con información nueva y preocupante que vincula a la diputada Cariola con supuestos actos de corrupción, su tiempo a cargo de la Corporación terminó”, declararon en un comunicado conjunto, amenazando con una nueva censura si no cedía.
A este contexto se sumaron nuevos antecedentes que complicaron aún más su posición. La difusión de chats adicionales con Hassler, dados a conocer en los últimos días, habrían sido el golpe definitivo que llevó a Cariola a tomar la decisión de dimitir. En su anuncio, realizado esta tarde, la diputada expresó: “He decidido renunciar a la presidencia de la Cámara para enfocarme en mi defensa y en seguir sirviendo a mi país desde mi rol como parlamentaria. No permitiré que se utilice mi nombre para dañar la institucionalidad”. Aunque defendió su inocencia y calificó las acusaciones como “ataques políticos”, reconoció que la controversia había afectado la legitimidad de su liderazgo.
La renuncia de Cariola, cuya salida estaba originalmente programada para el 15 de abril según el acuerdo administrativo, deja un vacío en la testera a pocas semanas de concluir su mandato. Ahora, la Cámara deberá elegir una nueva mesa directiva en un clima de alta tensión política, con el oficialismo buscando mantener su influencia y la oposición aprovechando el momento para reposicionarse. Mientras tanto, la investigación del caso Sierra Bella sigue su curso, con posibles implicancias judiciales que podrían extenderse a otras figuras del Partido Comunista y del ámbito político chileno.
Este episodio marca un punto de inflexión en la carrera de Karol Cariola, una de las figuras más prominentes de la izquierda chilena, y plantea interrogantes sobre el impacto que tendrá en el equilibrio de fuerzas en el Congreso en los próximos meses.