Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)
Se conoce como “adicción a las drogas” –o drogadicción– al consumo frecuente de estupefacientes, a pesar de que la persona sabe y conoce las consecuencias negativas que dicha conducta tendrá sobre su organismo. Entre otras consecuencias, la persona puede sufrir una modificación del funcionamiento del cerebro y de su estructura, provocando conductas que pueden afectar a terceras personas, así como también ser muy peligrosas y conducir al sujeto a la muerte.
Los estupefacientes son “sustancias psicotrópicas –o psicoactivas– que tienen un potencial altamente adictivo”, tales como el alcohol, tabaco, cannabis, cocaína, alucinógenos, heroína, morfina, ayahuasca, éxtasis, etc. Los psicotrópicos son sustancias químicas que al introducirse en el organismo por cualquier vía y luego pasar al torrente sanguíneo ejercen un efecto directo sobre el sistema nervioso central, ocasionado cambios y alteraciones en sus funciones.
Las personas que tienen un “perfil de adicto” a distintas sustancias psicotrópicas los lleva a consumir de manera exagerada y/o compulsiva una serie de sustancias que actúan sobre un mismo mecanismo en el cerebro, a saber, el “circuito del placer” o de la “apetencia”, circuito que se estimula con alguno de los elementos arriba mencionados: drogas, alcohol, tabaco, comida, etc. Igual cosa sucede con los ludópatas, es decir las personas adictas al juego y a las apuestas.
Las causas que conducen a una persona a desarrollar una adicción son múltiples y diversas, tales como: cierta predisposición genética, la presión social a la que puede estar sometido el sujeto, tener problemas familiares, sufrir trastornos emocionales, sufrir de ansiedad y angustia, experimentar una depresión, estar sometido a algún tipo de estrés ambiental o laboral, etc., todos ellos pueden ser factores intervinientes en el desarrollo de una determinada adicción.
Es preciso destacar que ante grandes desafíos, fuertes exigencias o graves problemas personales un sujeto adicto tiende a recurrir a diversas drogas que lo calman y que le entregan una engañosa sensación de placer, estado que, lamentablemente, muy pronto desaparece, a raíz de lo cual, la persona vuelve, una y otra vez, a repetir el ciclo de ingesta o consumo, aumentando cada vez las dosis del elemento que esté consumiendo con el fin de obtener el mismo nivel de placer.
Otro aspecto a tener en consideración, es que el consumo de drogas –cualquiera sea su naturaleza– interfiere gravemente en la relación de los adictos con su entorno social, con la familia, con el trabajo, y puede llegar a comprometer seriamente el proceso de aprendizaje y/o desempeño escolar, especialmente, en el caso de los jóvenes y adolescentes. Además, el consumo de drogas y alcohol incrementa sustancialmente el riesgo de sufrir todo tipo de accidentes.
Cuando se analizan las características de las adicciones se llega a tres aspectos comunes: (a) un fuerte deseo o sentimiento de compulsión para llevar a cabo la conducta particular, (b) una capacidad altamente deteriorada para controlar la conducta: hay incapacidad de “abstenerse o detenerse una vez iniciado el consumo”, (c) irritación, malestar y estado de ánimo alterado cuando la conducta es impedida o el sujeto la deja de realizar.
El consumo habitual y/o excesivo de drogas y/o alcohol conduce a graves consecuencias en la salud mental y física de las personas tales como: depresión, trastorno bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, daños irreversibles al corazón, al hígado, al cerebro, desarrollo de diversos tipos de cáncer.
Es así, por ejemplo, que el consumo de cocaína –u otras sustancias similares– provoca: (a) graves daños neuronales, generando espasmos y pequeños infartos cerebrales, con un intelecto debilitado, al igual que la voluntad y la capacidad del sujeto para tomar decisiones, (b) daños al corazón, como es el caso de la miocardiopatía dilatada, es decir, un daño crónico que no se recupera y que no tiene vuelta atrás, ya que el consumo de drogas aumenta las pulsaciones y la presión arterial, haciendo que el corazón requiera de más oxígeno para enfrentar los esfuerzos que haga la persona.
Por otra parte, el consumo excesivo de alcohol produce: (a) graves daños al hígado, es decir, el órgano responsable de procesar, entre otros elementos, las bebidas alcohólicas que consume el sujeto y que puede terminar en una cirrosis hepática, (b) hinchazón generalizada: cuando el corazón no puede bombear toda la sangre necesaria, la persona se va hinchando y sufre de edemas, o bien, al dañarse el hígado se produce una acumulación de líquido en el abdomen o ascitis, (c) fuerte asociación con un aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer: de cabeza y cuello, cáncer de esófago, hígado, colon y recto y, en el caso de las mujeres también cáncer de mama.
Las adicciones son descritas como un “trastorno mental crónico y recidivante”, es decir, que alternan períodos de consumo más descontrolado con algunos períodos de abstinencia en los que se abandona –por lo menos por un tiempo– el consumo.
Algunas de las características de la personalidad adictiva son las siguientes:
1. Labilidad en compromisos y proyectos: tienen dificultad para cumplir con compromisos o completar proyectos. Se entusiasman fácilmente, pero pronto pierden el interés y abandonan.
2. Dificultad con las normas y las figuras de autoridad: no ven nada positivo en las normas o reglamentos, ya que los consideran obstáculos. Ven a las figuras que ejercen control como una simple molestia.
3. Mienten para justificar sus actos o adicciones: no les importa mentir, no solo en relación a su dependencia a las drogas, sino que en cualquier ámbito de la vida.
4. Aburrimiento y desesperación: para los sujetos potencialmente adictos el sentir apatía es muy común. Todo los cansa fácilmente y están acostumbrados a la satisfacción inmediata de sus necesidades, a raíz de lo cual, es frecuente que se desesperen con facilidad y experimenten momentos de ansiedad y estrés.
5. Búsqueda de situaciones nocivas para socializar: les gustan las personas vivaces y peligrosas, aunque les aporten muy poco a sus vidas. Tienden a involucrarse en entornos donde priman los excesos, ya sea de bebida, drogas, comida, sexo o de cualquier otra cosa. Desean vivir emociones intensas todo el tiempo y esto solo se lo proporcionan los círculos sociales más pesados e incluso violentos.
Digamos, finalmente, que las siete adicciones más comunes en la actualidad son: la adicción a las drogas, al alcohol, al tabaco, a los psicofármacos, al juego, a la cafeína, a los celulares y al Internet.