Por Dr. Franco Lotito C.
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
El concepto ghosting proviene de la palabra “ghost”, en inglés, y significa “fantasma” en castellano, en tanto que ghosting correspondería a una conducta fantasmal y hace referencia a una práctica bastante cruel que consiste en cortar todo tipo de vínculo, relación o comunicación con una determinada persona, sin dar ningún tipo de explicaciones y hacerlo de una forma repentina, irresponsable y “fantasmal”, como si el sujeto que practica el ghosting nunca hubiera existido.
Una investigación de Freedman, Powell y Williams publicada en la revista Journal of Social and Personal Relationships indica que el ghosting puede ocurrir en todo tipo de relaciones interpersonales, siendo especialmente común en amistades y en las relaciones de pareja, ya sea que estas últimas tengan un carácter de tipo romántico o sexual. De los 554 participantes del estudio, el 25,3% afirmó que había sido víctima de ghosting, en tanto que el 21,7% le había hecho ghosting a una pareja romántica.
No obstante lo anterior, hoy en día, esta conducta también se está dando en el ámbito laboral, especialmente, en la selección de personal, donde una de las partes –sin dar razones o explicaciones– deja de contestar los llamados y mensajes de la otra parte.
Esta acción y conducta fantasmal puede ser vivida como una experiencia traumática por la persona que ha sido objeto de este comportamiento, además de quedar con una clara sensación de abandono, incertidumbre, confusión y con muchas interrogantes y preguntas sin respuestas. En este sentido, el ghosting puede entenderse como una forma de rechazo y el rechazo representa una experiencia muy dolorosa y que afecta emocionalmente a la gente.
De acuerdo con investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), la conducta ghosting es lo que está sucediendo con muchas personas que comienzan una relación de pareja, en que se conoce a alguien, se intercambian números de teléfono, salen juntos varias veces, comienzan una relación amorosa, todo parece ir muy bien, y de pronto… silencio absoluto. Sin motivo conocido y sin previo aviso, de la noche a la mañana, una de las partes corta todo tipo de comunicación, deja de contestar las llamadas telefónicas y los mensajes de texto y, simplemente, desaparece de la vista, sin entregar ningún tipo de razón, motivo o explicación acerca de su cruel forma de comportarse. Y si bien, la conducta ghosting se da más en hombres que en mujeres, también hay mujeres que desaparecen cortando cualquier posibilidad de contacto y, al igual que en los casos anteriores, sin dar explicaciones.
Por otra parte, el Dr. Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo argentino, y la Dra. Gili Freedman, psicóloga social estadounidense, señalan que en una era en la que muchas relaciones de pareja comienzan a través de las redes sociales, de páginas de Internet y de aplicaciones para celulares, la práctica del ghosting se ha vuelto muy recurrente y es algo a lo que cada vez más personas deberán acostumbrarse y hacerle frente.
Ahora bien, los expertos en el tema están advirtiendo que el ghosting tiene consecuencias no sólo para quien lo sufre, sino que también para quien lo practica, ya que en el caso de la víctima, ésta verá su autoestima muy dañada y deberá atravesar el periodo de duelo que genera el fin de una relación amorosa, sin que tenga la posibilidad de obtener una respuesta o una explicación acerca de los motivos de la ruptura.
En tanto que en el caso del victimario –si se trata de una relación amorosa consolidada– éste deberá hacer frente a la presencia de remordimientos, sentimientos de culpa y vergüenza por haber abandonado a una persona de una manera tan cruel.
En un estudio titulado “Desapareciendo en la era de la hipervisibilidad” de Thomas y Dubar (2021) publicado en la revista Psychology of Popular Media se intentó comprender qué lleva a las personas a practicar el ghosting, y las respuestas que se obtuvieron iban desde: (a) “no tener habilidades de comunicación para tener una conversación acerca de la disolución del vínculo”, (b) porque enfrentar a la otra persona “podría generar emociones y sentimientos para los cuales no estaban preparadas”, (c) otros señalaron que practicaban el ghosting “por un tema de seguridad”, (d) algunos lo “usaron para terminar con una relación tóxica”, finalmente, un grupo de personas utilizó el ghosting (e) por “temor y miedo al conflicto”, a raíz de lo cual, “buscaban evitar las disputas y enfrentamientos con la otra parte”.
La revista de moda, belleza, celebridades y tendencias Elle, dirigida principalmente a mujeres, llevó a cabo una encuesta con cientos de personas acerca de la práctica del ghosting y obtuvo los siguientes resultados: un 26% de las mujeres y un 33% de los hombres admitieron tanto el hecho de haber sido víctimas de ghosting, como así también de haberlo practicado.
Al parecer, en una época donde abundan las aplicaciones de citas como Tinder, Grindr, Bumble, OkCupid, etc., con la finalidad de encontrar pareja, el hecho de estar ocultos detrás de las pantallas de un computador o de un celular, determina que resulte mucho más sencillo acabar con una relación sin tener que dar ningún tipo de explicación. Dicho de una manera más sintética y directa: con las nuevas tecnologías, la práctica del ghosting se está convirtiendo en la “nueva fórmula limpia y quirúrgica” para deshacerse de la gente, del tipo que sea.
Una investigación acerca de la relación entre la tríada oscura –psicopatía, maquiavelismo y narcisismo– y el ghosting, reveló que “quienes encontraban más aceptable esta práctica tenían más rasgos maquiavélicos y psicopáticos”. No obstante lo anterior, teniendo presente el estudio de Thomas y Dubar (2021), debe quedar claro que no todas las personas que practican ghosting presentan rasgos de la tríada oscura.
Ahora bien, de acuerdo con la Dra. Gili Freedman se agrega otro dato preocupante, a saber, que los adolescentes y las nuevas generaciones crecen pensando que “no responder a un mensaje es algo completamente normal” –siendo que no lo es– lo que, además, trae consigo serias consecuencias, ya que al empezar a tratar a las personas como si éstas no tuvieran sentimientos y que pueden ser ignoradas, entonces comienzan a pensar que esa conducta está bien y que la “presencia de sentimientos en las relaciones interpersonales están fuera de lugar”, a raíz de lo cual, empieza a desaparecer la empatía y el respeto por los demás.
Por otra parte, la psicoterapeuta norteamericana Elizabeth Joy LaMotte, señala que, hoy en día, para mucha gente “el decir adiós o acabar una relación es una situación incómoda”, y como consecuencia de ello, estas personas “tienden a evitar esta acción en muchas esferas, particularmente, en el campo del amor”.