Por Bernardo Berger Fett
Diputado de la República
A la sombra del paraguas de la inclusión han ido quedando fuera grupos numerosos que necesitan con urgencia de una sociedad más justa, solidaria, con oportunidades. Entre ellos, el de los discapacitados visuales.
En lo personal me preocupa el caso de las personas impedidas de ver. De los dos millones y medio que presentan algún nivel de discapacidad en Chile, la de la vista es la más numerosa luego de la de tipo física o de movilidad. Unas 890 mil personas –42% de los discapacitados– tienen derechamente ceguera o dificultades serias incluso usando lentes. Le siguen quienes sufren sordera aun usando audífonos con unos 490 mil casos, es decir, sobre el 23%. En tanto, del universo total, el 12,8% son severos y un 12,7% moderados a leves, todos pertenecientes al primer quintil de ingreso autónomo per-cápita de hogar.
La Convención de Naciones Unidas a este respecto, suscrita por Chile en 2008, compromete garantías de igualdad en materias como salud, educación, participación en la vida política, trabajo y emprendimiento, entre otros.
Para que la letra y los compromisos no queden en solo aquello, a modo de aporte personal presenté un proyecto de resolución para que con el Ejecutivo implementemos un programa permanente, preferente y exclusivo de capacitación para personas con discapacidad visual severa a moderada en edad laboral, con énfasis en el empleo propio y el emprendimiento productivo, a través de los ministerios del Trabajo y Economía, sin perjuicio de otras formas de discapacidad.
Y es que el Estado chileno, a través de varios gobiernos, ha establecido normas para la inclusión plena a la vida laboral, pero las acciones vía capacitación han sido pocas, enfocadas más al empleo dependiente sin considerar que es en el emprendimiento propio y/o colectivo donde existe mayor oportunidad de superación e integración en este aspecto de la vida social.
Para entender aquello, hay que revisar las cifras. De 1 millón 625 mil discapacitados mayores de 15 años en edad de trabajar, el 90% no encuentra empleo. De los que logran acceder, 9 de cada 10 tienen un empleo informal, y sólo uno cuenta con contrato.
Espero que esta iniciativa tenga el apoyo de mis colegas a la hora de ser votado, y el patrocinio del gobierno para que podamos seguir avanzando en inclusión, en aquella urgente, con la que aún tenemos deudas pendientes.